Los Indios, grandes guerreros, granjeros y nómadas. Tribus sagradas con lazos ancestrales establecidos entre sí en Alaska, Hawai y el resto de los Estados Unidos, que formaron la cultura milenaria de los "pieles rojas". Nativos americanos fueron los sioux, arapajoes, apache, cheyenne o cherokee y sus famosos líderes como Geronimo, Crazy Horse, Sitting Bull que evocan las luchas épicas de la conquista del salvaje oeste.

El ejemplo supremo de la civilización india era el guerrero. Sus infinitas virtudes lo convierten en una figura admirable. Y para ser un buen guerrero como lo entendían, no era suficiente tener un valor extraordinario; había que ser generoso, desapegado, austero y noble: un verdadero caballero. Era una forma de vida, un camino hacia la perfección.

La Pantera Negra es un símbolo de poder y fertilidad, protección para los aliados, feroz y agresiva con los enemigos, energía de la noche que nos ayuda a no temer en la oscuridad. Los chamanes la posicionan como el animal que posee más misticismo y espiritualidad, pese a su color oscuro dan luz a tu vida liberándote de ataduras y ayudándote a que empieces una nueva vida llena de coraje y fortaleza.

La grandeza de un mundo legendario donde la mítica y antigua civilización precolombina es conducida por los hijos del Sol, en cuyas tierras fértiles emerge una riqueza agrícola que alimenta sus vidas, sus tradiciones, su cultura. Fieras tribus y temibles clanes enfrentados que formaron Poderosos Imperios. Guiados por los astros mezclados con la naturaleza deslumbran al mundo con una civilización avanzada capaz de construir templos y pirámides grandiosas, cuyo legado además del literario y de sus precisos calendarios, nos ofrece un mundo misterioso y místico, cargada de leyendas, deidades, ritos, ceremonias y sacrificios humanos que ofrecían a sus dioses.

El Jaguar, símbolo de oscuridad y luz, fuerza espiritual y fertilidad, valentía y poder. Considerado por las antiguas civilizaciones como el animal más temido y sagrado. En la mitología azteca es el dios del cielo nocturno, Tezcatlipoc. La creencias mayas relatan la existencia del Dios Sol, capaz de transformarse en un jaguar de piel moteada cubierto de estrellas para poder adentrarse en el mundo de los muertos, vencer a los señores de Xibalba y poder dominar el día y la noche. Son mencionados también en el Popol Vuh como peligrosos habitantes capaces de moverse entre los muertos y los vivos. Un Eclipse Total traerá la vuelta de los jaguares del inframundo que devorarán todo lo conocido de esta tierra hasta el fin del mundo. 

La grandeza de un mundo legendario donde la mítica y antigua civilización precolombina es conducida por los hijos del Sol, en cuyas tierras fértiles emerge una riqueza agrícola que alimenta sus vidas, sus tradiciones, su cultura. Fieras tribus y temibles clanes enfrentados que formaron Poderosos Imperios. Guiados por los astros mezclados con la naturaleza deslumbran al mundo con una civilización avanzada capaz de construir templos y pirámides grandiosas, cuyo legado además del literario y de sus precisos calendarios, nos ofrece un mundo misterioso y místico, cargada de leyendas, deidades, ritos, ceremonias y sacrificios humanos que ofrecían a sus dioses.

Si eres un guerrero y no llevas barba háztelo mirar… Echemos un vistazo a la historia:

Leonidas con sus 300, pedazo de barbas que se marcaban, Ciro y Jerjes peinaban largas barbas, Atila el Huno, barba finísima, pero ahí la llevaba, en la Antigua Mesopotamia se hacían hasta tirabuzones, acordémonos de las barbas blancas de los maestros Samuráis, y los orgullosos vikingos que en sus tumbas colocaban sus cacho de navajas de afeitar, pensemos también en los dioses de la Antigua Grecia, Zeus o Poseidón... luego vino el grandísimo Alejandro y lo jodió prohibiéndolas –y es que los enemigos agarraban las barbas de sus soldados en batalla y los hacían caer de sus caballos—, tampoco los romanos las lucían pues las entregaban a los dioses en su ritual (depositio barbae) de su paso de la niñez a la edad adulta, o los indios nativos que tiraban de depilación facial y los faraones que se rasuraban hasta las pelotas, pero sí llevaban barbas postizas eh!… Bueno, a pesar de estas y otras excepciones la barba tiene su rollo y saca al guerrero que llevamos dentro.