El último íbero fue un cometa humano que atravesó este mundo hasta perderse en el Iditarot, aquel lugar lejano del que hablaban los nativos de Alaska. Su esplendor nos dejó una ráfaga luminosa que, como los antiguos chamanes de la tribu, nos conectaba profundamente con la memoria olvidada del verdadero significado de la vida y su misterio, su sentido cósmico. Una invitación a reencontrarnos con aquel pasado ancestral en el que latíamos en armonía con la madre tierra, que nos incitaba desesperadamente a estrechar lazos con la naturaleza como claves para vivir en el futuro, a abrazar y salvar a Gaia —que reacciona cuando la maltratamos—, y no dejarse arrastrar por la deriva de la modernidad que trata de dominarla para maximizar el crecimiento material.

Quiso ser un lobo para vivir en tierras no contaminadas. Fue aquel lupus que formaba parte de la mitología —en donde el hombre del paleolítico, plenamente integrado en la naturaleza, se fusionaba con el lobo en un rito de iniciación— convertido en guerrero para hacer frente a las agresiones... Nuestro arquetipo fue un héroe rebelde, indómito, visionario, libre y montaraz, que no se dejó domesticar y que luchó infatigablemente por la vida, los bosques y la fauna amenazada. El hechizo de su palabra, su energía, su entusiasmo, su vitalidad, su fuerza, su mensaje y sus códigos cautivaron y transformaron con su luz a un linaje, el de la estirpe de los libres, que como las grullas yertas por el latigazo del invierno sabrán, si no volver, al menos sentir, percibir y asomarse a aquel paraíso perdido que soñara, para que en las noches ibéricas no dejen de escucharse los hermosos aullidos del lobo.

[Texto y Diseño inspirado en Felix Rodríguez de la Fuente y en el magistral programa de Cuarto Milenio: “Felix, el último héroe” de Iker Jiménez]

La irreverente calavera ancestral con su espíritu rebelde y burlón. Amamos esas viejas calaveras que se usaban en las viejas tradiciones de poemas satíricos, que ridiculizaban y hacían crítica social y protesta, de esto hace 500 años. También habían aparecido en diferentes obras de teatro como la "Danza de la muerte" en el siglo XIV. La gente necesitaba de la sátira para ayudar a lidiar con el mundo sombrío (plagas y enfermedades) a su alrededor. Pero el verdadero símbolo de la calavera surgió en México como un medio de expresión especialmente utilizado con tonos pícaros e irónicos contra los nobles y poderosos de los tiempos del virrey, popularizándose su uso durante la celebración del día de los muertos.

"No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente” P. Reverte.

Si viviste peligrosamente y tu vida pendía de un hilo, si desafiaste a la autoridad, defendiendo tu razón y derechos con la orgullosa punta de tu espada, si te sacrificaste y eras generoso y humano, si eras intrépido, temerario, arrogante, valiente, aventurero, seductor, canalla, leal, si eras capaz de las acciones más heroicas pero también de las más mezquinas, si te guiaste por tu código de honor, si buscaste la gloria al margen de la sociedad y de la ley, si perdiste tu inocencia ante la cruda realidad del barro y la sangre, y si desencantado, todos te abandonaron... entonces probablemente eras un Tercio Viejo, un héroe cansado de armadura oxidada, un antihéroe olvidado como un Alatriste maldito.

Somos los jinetes que cabalgan con bestias de tuberías y acero a base de combustible negro, en esta tierra hostil, las carreteras son pesadillas, las ciudades son desiertos y la humanidad se alimenta de hombres... los líderes no pueden detener esta avalancha, la tormenta del miedo…

Impulsados por esta confusión llena de sueños frustrados nos vengaremos sin escrúpulos de los lastres, aniquilaremos con nuestra espada, con hambre, con mortandad y con las fieras…

El gran terremoto tiñe el sol de negro y la luna de sangre, las estrellas caen del cielo…

El gran día ha llegado… en medio de este caos resurgirá la esperanza o quizá la barbarie…

Cabalga como un jinete del Apocalipsis hasta el mismísimo infierno. Descubre nuevos horizontes y nuevos mundos, atraviesa la naturaleza salvaje volando libre hasta los confines del Universo. Sé osado, rompe barreras, las reglas si fuera necesario, ayuda a tu gente y no olvides que el trofeo de hierro que llevas es símbolo de lealtad, compañerismo, valentía, rebeldía y libertad.  

Somos los jinetes que cabalgan con bestias de tuberías y acero a base de combustible negro, en esta tierra hostil, las carreteras son pesadillas, las ciudades son desiertos y la humanidad se alimenta de hombres... los líderes no pueden detener esta avalancha, la tormenta del miedo…

Impulsados por esta confusión llena de sueños frustrados nos vengamos sin escrúpulos de los lastres, aniquilaremos con nuestra espada, con hambre , con mortandad y con las fieras…

El gran terremoto tiñe el sol de negro y la luna de sangre, las estrellas caen del cielo…

El gran día ha llegado… en medio de este caos resurgirá la esperanza o quizá la barbarie…

"Sólo los peces muertos siguen la corriente del río".

Nadar contracorriente, una odisea en sociedades abiertas donde paradójicamente más acceso a la información hay pero a la vez mayores controles a su población. Reflejos de aquellos universos distópicos —plagados de desastres ambientales y cataclismos— de las novelas de ciencia ficción ya tan visibles... Pero aún hay esperanza. Existen espacios de libertad donde emboscarse, donde los disidentes y librepensadores pueden reaccionar y rebelarse frente a las amenazas de la tiranía, la censura y la deshumanización. En algún recóndito y perdido lugar la Estirpe de los libres siempre resistirá... 

Eras una humilde campesina que apenas sabía leer y escribir. En tu campiña natal en Domremí escuchaste voces y te embarcaste en un destino incierto para liberar Francia de los Ingleses. Junto a tus fieles soldados, levantaste tu estandarte y te lanzaste en actos suicidas hasta liberar el sitio de Orleans y coronar a tu delfín. Ese fue tu glorioso ascenso que precedió a tu terrible final. Te traicionaron y te acusaron de herejía. Un fuego abrasador acabó con tu vida.

¿Fuiste acaso la elegida de Dios o una demente movida por la esquizofrenia y las alucinaciones? Sea como fuera eras la doncella aclamada por tu pueblo, la fervorosa heroína que te enfrentaste contra todos los poderes de la tierra hasta ganar casi tu sola esa guerra de los Cien Años. Hoy Juana, tu nombre es ya leyenda.

"Sólo los peces muertos siguen la corriente del río".

Nadar contracorriente, una odisea en sociedades abiertas donde paradójicamente más acceso a la información hay pero a la vez mayores controles a su población. Reflejos de aquellos universos distópicos —plagados de desastres ambientales y cataclismos— de las novelas de ciencia ficción ya tan visibles... Pero aún hay esperanza. Existen espacios de libertad donde emboscarse, donde los disidentes y librepensadores pueden reaccionar y rebelarse frente a las amenazas de la tiranía, la censura y la deshumanización. En algún recóndito y perdido lugar la Estirpe de los libres siempre resistirá... 

Eras una humilde campesina que apenas sabía leer y escribir. En tu campiña natal en Domremí escuchaste voces y te embarcaste en un destino incierto para liberar Francia de los Ingleses. Junto a tus fieles soldados, levantaste tu estandarte y te lanzaste en actos suicidas hasta liberar el sitio de Orleans y coronar a tu delfín. Ese fue tu glorioso ascenso que precedió a tu terrible final. Te traicionaron y te acusaron de herejía. Un fuego abrasador acabó con tu vida.

¿Fuiste acaso la elegida de Dios o una demente movida por la esquizofrenia y las alucinaciones? Sea como fuera eras la doncella aclamada por tu pueblo, la fervorosa heroína que te enfrentaste contra todos los poderes de la tierra hasta ganar casi tu sola esa guerra de los Cien Años. Hoy Juana, tu nombre es ya leyenda.

Eras una humilde campesina que apenas sabía leer y escribir. En tu campiña natal en Domremí escuchaste voces y te embarcaste en un destino incierto para liberar Francia de los Ingleses. Junto a tus fieles soldados, levantaste tu estandarte y te lanzaste en actos suicidas hasta liberar el sitio de Orleans y coronar a tu delfín. Ese fue tu glorioso ascenso que precedió a tu terrible final. Te traicionaron y te acusaron de herejía. Un fuego abrasador acabó con tu vida.

¿Fuiste acaso la elegida de Dios o una demente movida por la esquizofrenia y las alucinaciones? Sea como fuera eras la doncella aclamada por tu pueblo, la fervorosa heroína que te enfrentaste contra todos los poderes de la tierra hasta ganar casi tu sola esa guerra de los Cien Años. Hoy Juana, tu nombre es ya leyenda.

La irreverente calavera ancestral con su espíritu rebelde y burlón. Amamos esas viejas calaveras que se usaban en las viejas tradiciones de poemas satíricos, que ridiculizaban y hacían crítica social y protesta, de esto hace 500 años. También habían aparecido en diferentes obras de teatro como la "Danza de la muerte" en el siglo XIV. La gente necesitaba de la sátira para ayudar a lidiar con el mundo sombrío (plagas y enfermedades) a su alrededor. Pero el verdadero símbolo de la calavera surgió en México como un medio de expresión especialmente utilizado con tonos pícaros e irónicos contra los nobles y poderosos de los tiempos del virrey, popularizándose su uso durante la celebración del día de los muertos. Aunque su origen real podría estar en la diosa Mictecacíhuatl o Dama de la Muerte.

Cómo no dejarse seducir por esa visión romántica que envuelve la figura de los Tuaregs, estos príncipes del desierto: irreductibles e indómitos guerreros, nómadas y pastores que viajaban en elegantes camellos por esas tierras infinitas, poderosos y temidos a la vez, cuya valentía y fiereza estaba a la altura de su gran nobleza, conocidos como uno de los últimos pueblos libres, cuya supervivencia estaba sometida a la rudeza del desolado paisaje que obligaba a estos rebeldes y bandoleros, al pillaje y al control de las rutas del comercio carabinero. 

Entre leyendas de Santos Lugares y Santos Griales, e historias de terribles matanzas y Santas Cruzadas, aparece la figura casi mítica del guerrero templario, aquellos caballeros surgidos en el SXII para proteger y defender a los peregrinos en Jerusalén. Afamados por su valor en combate, sus votos de castidad, obediencia y pobreza, en sus territorios no se permitía el derecho de pernada, impulsaron el arte, la arquitectura, el intercambio cultural y científico con sus vecinos árabes en Tierra Santa. Un poder económico y militar que los enfrentaba con el mismísimo rey de Francia, fue el principio de su persecución y muerte en la hoguera a manos de la Inquisición. Acusados de blasfemia, herejía y sodomía, un halo de misterio planea aún hoy sobre una de las más poderosas sociedades secretas.

La irreverente calavera ancestral con su espíritu rebelde y burlón. Amamos esas viejas calaveras que se usaban en las viejas tradiciones de poemas satíricos, que ridiculizaban y hacían crítica social y protesta, de esto hace 500 años. También habían aparecido en diferentes obras de teatro como la "Danza de la muerte" en el siglo XIV. La gente necesitaba de la sátira para ayudar a lidiar con el mundo sombrío (plagas y enfermedades) a su alrededor. Pero el verdadero símbolo de la calavera surgió en México como un medio de expresión especialmente utilizado con tonos pícaros e irónicos contra los nobles y poderosos de los tiempos del virrey, popularizándose su uso durante la celebración del día de los muertos.

Intrépidos, ladrones y aventureros del mar... ¿«Los peores enemigos de la raza humana» o «Los más valientes defensores de la libertad»? Terribles saqueadores de navíos, corsarios, bucaneros y filibusteros, comúnmente conocidos como piratas, cuyo mayor esplendor tuvo lugar durante la época dorada de la piratería (entre los siglos XVII y XVIII) en la costa del Caribe, que bajo la bandera de Jolly Roger se enfrentaron a los grandes Imperios europeos por el dominio del mar y el saqueo del botín.