- Ancient History
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Después de cierta polémica con el género de los huesos encontrados en una tumba vikinga, el estudio de ADN y los hallazgos —hachas, lanzas, caballos…— que reposaban junto al cadáver han sido concluyentes: Los restos pertenecen, sin ningún genero de dudas, a una célebre y admirada guerrera vikinga.
Pues sí, las vikingas son guerreras, pero no sólo eso, a parte de ser madres, enfermeras, cocineras, amas de casas, consejeras, artesanas y educadoras, también cazaban, defendían con uñas y dientes el hogar cuando el marido se ausentaba para hacer la guerra, y cuando le acompañaban daban lo mejor de ellas, consolaban a la tropa, despertaban la moral, utilizaban su magia, como buenas hechiceras y adivinadores, y además peleaban como auténticas jabatas. Si todo esto no fuera ya suficiente, las poderosas vikingas tomaban decisiones importantes, organizaban los recursos y la economía familiar, velaban por las tradiciones y aleccionaban a su numerosa prole con los valores del coraje, la fuerza, la independencia y el honor.
Hemos conocido cientos de historias teñidas de sangre, barbaries, saqueamientos y sumisión propias de la Cultura Vikinga, pero poco sabíamos de la libertad sexual y el respeto con que se trataba a la mujer vikinga, de la función estratégica del matrimonio condicionado siempre al bienestar emocional, tanto que ambos podían decidir a optar por separarse si la relación no cuajaba por motivos amorosos, vamos que si el sexo no funcionaba y si además le tenías más cariño al cuerno y al hacha, aquello ya no tenía remedio. Y si de por medio terciaban los malos tratos, no se esperaba a una orden de divorcio, la disolución del vinculo era ipso facto. Podemos decir pues que su cultura era, en este sentido, bastante transgresora no relegada la función femenina a un mero papel reproductivo. ¡¡Olé por esas vikingas!!!
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